Cuando se te aparece Monaghan
Si afrontas el último cuarto de un partido con 15 puntos de ventaja, y habiendo dominado con meridiana claridad los tres parciales previos, todo parece indicar que los últimos minutos del choque deben transcurrir como un mero trámite que te debe arrastrar inevitablemente al triunfo final.
Sin embargo, Básquet Coruña decidió que ese era un camino demasiado fácil y evidente, y optó por repetir errores en su juego de ataque similares a los del martes pasado en los últimos 10 minutos, y que acabaron condenándoles a la derrota frente a Breogán. Sin embargo, esta vez el desenlace cambió, y una vez más, ese mago llamado Zach Monagahan volvió a sacar un truco de su repertorio inabarcable, y con un coast to coast con el que atravesó toda la cancha, dejó una bomba perfecta contra tablero en el último segundo, lo que terminó por confirmar una nueva y muy sufrida victoria coruñesa, que minutos atrás parecía indiscutible.
El partido comenzó con muchas imprecisiones por ambos equipos, pero rápidamente los locales comenzaron a ejecutar su plan de acción, con un Pecius que se imponía por físico y velocidad sobre su par Dani Rodriguez, a través de penetraciones que atravesaban como un cuchillo la zona. En una constante ya habitual en los hombres de Sergio García, el juego defensivo se erigía muy sólido, teniendo en todo momento muy claro cuales eran los elementos claves a controlar del ataque palentino. La anotación caía lenta y pesada en ambas canastas, pero era suficiente para que los locales adquirieran una ventaja sólida al final del primer cuarto (15-10).
La tónica continuó en el segundo, con un juego interior fuerte y sólido bajo el aro, y un Belemene que ejercía la réplica desde el exterior. Las buenas noticias para los coruñeses no terminaban aquí, ya que por fin Javi Vega reencontraba la eficacia de su juego de ataque, y se erigía en protagonista anotador del encuentro. Una canasta sobre la bocina de McGhee cerraba la primera mitad con un parcial convincente de 37-27.
Tras el descanso, Zubizarreta avisaba a través del triple de las intenciones palentinas de no rendirse en ningún momento. Poco a poco, Richotti y Borovnjak empezaban a encontrar las vías de anotación que apenas habían logrado hasta entonces, y mantenían con vida a los suyos. Por si fuera poco, un golpe contra el parquet de Pecius, lo dejaba KO para el resto del duelo. La inquietud comenzaba a recorrer las gradas de un Palacio de Riazor que hoy volvían a tener público, aunque fuera en una versión reducida. Sin embargo, los naranjas metieron un nuevo empujón que les permitió estirar su ventaja hasta los 15 puntos (56-41) con apenas 10 minutos por disputar.
La euforia se tornó rápidamente en pesadilla y un parcial por la vía rápida de 0-7, obligaba al tiempo muerto del banquillo local, y ponía en evidencia que el partido sería muy distinto en estos minutos al guión previo. Los ataques coruñeses eran cada vez más espesos, con decisiones muy discutibles en cuanto a la circulación y la selección de tiro. Palencia exprimía al máximo su defensa de ayudas, y de forma paulatina conseguía reducir la ventaja punto a punto, hasta lograr la máxima igualdad (62-62) a falta de 24 segundos a través de un Dani Rodríguez más que acostumbrado a estos momentos calientes.
Por si fuera poco, y para otorgarle un punto extra de surrealismo a la situación ya dramática,a Javi Vega se le escapó de forma absurda la recepción del saque de fondo, lo que le otorgó a los palentinos la opción de una última posesión que les podía permitir ponerse por primera vez y de forma definitiva en el marcador. Sin embargo, un oportunísimo tapón de Dago Peña y la enésima obra de arte en forma de endiablada transición de canasta a canasta con traca final de Zach Monaghan, permitieron que la cuarta victoria y la segunda plaza provisional del grupo cayeran del lado herculino.
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