El Leyma Coruña "desprecia" la oportunidad de certificar la salvación en un final de partido bochornoso.

La web de la Feb es clara, 83-84. No doy crédito. Esa pesadilla no era un simple mal sueño por una cena pesada. Era la realidad.
Vuelvo a la cama. No soy capaz de dormir. Pasan las horas. Me levanto de nuevo. Escribo esta crónica para exorcizar y quitar los demonios que llevo dentro y todos los sapos y culebras que me salen por la boca pensando y rememorando el final de partido vivido ayer en Riazor.
No entiendo cómo tras haber vivido un amago de remontada hace 15 días con el Barça (0-15 de parcial) no hemos aprendido.
No entiendo cómo, tras una temporada durísima por las lesiones, cuando tienes la oportunidad de cerrarla de una vez, en tu casa, con 20 arriba a 6 minutos, y con todo lo sufrido y trabajado durante el año decides no seguir trabajando hasta el final y echas por tierra la oportunidad de "cumplir" con el objetivo mínimo e innegociable de la permanencia.
No entiendo cómo en un día de fiesta, con tantos niños, seguro que muchos la primera vez que van a verte, decides darles ese chasco y quitarles las ganas de volver.
No entiendo cómo, con la familia Lence presente, en un día de homenaje a D. Jesús a quien tanto le debe este club, no honras su memoria y el esfuerzo de su apoyo al club.
No entiendo cómo, a esa afición que pese al decepcionante año vivido, sigue acudiendo al Palacio, decides que no le quieres dar una alegría y quieres hacerles sufrir un poco más.
De veras que no lo entiendo Leyma Coruña. Y mira que hace años que nos conocemos y te quiero tanto.
Estoy seguro de que la salvación es cuestión de tiempo. Aunque no ganemos más en lo que queda de año los contrarios no nos van a pillar. Pero lo de ayer no es de recibo. Un partido se puede ganar o perder. Pero lo que no se puede es regalar y más en un momento tan importante.
Quizá uno de los partidos más decepcionantes en la historia del club.
Pablo Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario